La andinista María Paz Valenzuela se embarcó en 2018 a Nepal con la intención de generar un alto impacto en la lucha temprana contra el cáncer de mamas.Tras semanas de aclimitación, Pepa se sumó a la larga lista de chilenos en hacer cumbre en el Techo del Mundo. A la bandera de Chile, también se sumó la bandera de la campaña Alto al Cáncer en la cima del monte Everest (8.848 metros sobre nivel del mar). En este Testimonio PD revivimos toda la previa a esta gran expedición.
Por @czavalasurf
El cáncer de mama es una enfermedad que ataca de forma silenciosa a la mujer. Si se trata a tiempo, es posible minorizar los riesgos de metástasis. A nivel mundial, se detectan más de 1,7 millones de casos anuales. Se estima que para 2025 habrá un incremento de 2,5 millones de mujeres aquejadas por el cáncer de mamas en todo el orbe.
Una de las mejores formas de prevenir es el diagnóstico precoz. Es aquí donde entra la figura de la andinista María Paz Valenzuela, quien tras haber sido diagnosticada de cáncer de mama hace más de un año, logró salvarse tras una ardua quimioterapia.
Valenzuela con el fin de dar visibilidad a esta patología, se aventuró a Los Himalayas. En aquel cordón nepalino desafió la cumbre del Everest con el objetivo principal de generar un alto impacto en la sociedad fomentando combatir el cáncer mediante diagnósticos preventivos anuales.
“Nosotros combinamos mucho el entrenamiento en cerro con el entrenamiento de gimnasio. Tres días nos juntamos en el Quebrada de Macul. Allí hacemos trabajo de intervalo y de musculación que es el que te permite mejorar la capacidad aeróbica con la potencia muscular. En el gimnasio, lo que buscamos es generar masa muscular porque las condiciones de déficit de oxígeno en altitud, hace que el musculo se vaya gastando más rápido y porque hay bastante pérdida de peso también”, describe su entrenador Tomás Grifferos.
María Paz fue a la expedición acompañada de sus dos hijas, su entrenador y cuatros andinistas más. A ellos se sumarán los sherpas, quienes son los expertos y más aclimatados para atacar la cumbre del techo del mundo.
La gran aventura no está exenta de riesgos. “Aquí hay dos dificultades. La primera es el cruce del glaciar que se hace a través de unas escaleras. Los glaciares se mueven, son móviles. Hay muchas posibilidades que un escalador se caiga a algunas de esas grietas y se mate. Lo otro es la altitud. Sobre 8000 metros no se puede casi caminar”, agrega Grifferos.
Para afrontar esta gran dificultad, María Paz y su equipo ya están instalados en el campamento base y desde el viernes que vienen ensayando el paso por las escaleras. Como muchas otras, esta gran hazaña también tuvo su testimonio previo.
Revisa a continuación lo más destacado de aquella conferencia de prensa María Paz Valenzuela y su equipo, días antes de partir al Techo del mundo.
¿Cuándo nace esta experiencia de subir el monte Everest?
“Esta campaña y expedición lleva un año en proceso. Partió con mi diagnostico en mayo del año pasado. Hice todos los tratamientos y siempre pensé que había que cambiar la mirada en este periodo tan difícil y ser positiva. Sacarle el jugo a esta experiencia. Surgió que entre lo que yo hago que es subir y montañas y el cáncer, nació la idea de poder realizar una expedición de alto impacto para lograr llamar la atención de la importancia de la detección precoz del cáncer de mama. No podemos permitirnos que más mujeres lleguen a morir por culpa de una enfermedad que se puede mejorar. Eso es lo que quiero mostrar, que se puede mejorar del cáncer de mamá si es detectado en sus inicios. Y aquí estoy con mi equipo de expedición. Natalia, que está a cargo de la logística y con Elisa que es todo lo que es comunicaciones. Hemos trabajado muy duro. Cada una en su parte, poniendo lo máximo y yo entrenando muy duro. Hay un enorme grupo de gente detrás de esto. Yo soy la cara, pero hay mucho profesional trabajando al lado mío”.
¿Cómo te has preparado físicamente?
“Estoy preparándome con un entrenador que me entrena cinco veces a la semana. También estoy con dos kinesiólogos que tratan de evitar cualquier lesión. También un nutricionista deportivo, que me apoya la parte de alimentación en una jornada de entrenamiento alta. Yo empecé mis entrenamientos fuertes a los 10 días de haber terminado mi última quimio. Eso fue en diciembre”.
¿Qué mensaje te gustaría dejarle a las mujeres que no pueden hacer este tipo de cosas?
“Quiero decirles que a pesar de lo duro y difícil que significa que te diagnostiquen un cáncer, es una etapa que cuesta mucho y tiene mucho sufrimiento incluido. Quisiera transmitir la importancia de hacerse los controles mamarios una vez al año después de los 40. Es indispensable. No necesitamos que tres a cuatro mujeres mueran al año. No nos sobra ninguna mujer. No puede ser que por el cáncer de mama se nos muera alguien”.
¿Cuándo sería la ascensión con el pronóstico del tiempo ideal? ¿Cómo has evolucionado en el entrenamiento desde el punto de vista físico?
“Hay todo un proceso de aclimatación, por lo tanto nos demoraremos 15 días en llegar al campamento base, para llegar en una aclimatación óptima. Desde ese minuto que puede ser a fines de abril o por el 20 de abril, estaremos preparando la montaña misma; equipando los campamentos. Tenemos cuatro campamentos que equipar. Eso significa un trabajo hasta mediados de mayo aproximadamente. Ahí se produce una ventana de buen tiempo, entonces, la cumbre podría ser entre el 15 y el 25 de mayo, dependiendo de cuándo se produzca en el mejor minuto que nos pille arriba en el último campamento para intentar la cumbre. La preparación ha sido paulatina. También ha sido intensa porque no teníamos mucho tiempo. Yo terminé mi última quimio en diciembre y tuve el permiso médico para entrenar 10 día después de eso. A partir de entonces, ya hemos subido a los cerros sin bajar el nivel de entrenamiento, sino que se ha sido incrementando cada vez más. He resistido muy bien”.
¿Me gustaría saber si tú estás absolutamente sana del cáncer?
“No soy un experimento médico. Efectivamente terminé mis ocho sesiones de quimioterapia. Acabo de hacerme exámenes de sangre y mi mamografía de control. Estoy curada de ese cáncer. Ya no existe y no hay posibilidades de que vuelva. Soy una sobreviviente del cáncer de mama”.
¿Podrías contarnos un poco de tu carrera deportiva? ¿Cuándo empezaste? ¿Cuáles son tus motivaciones? ¿Qué cerros has subido?
“Empecé hace muchos años mi carrera deportiva, pero siempre de forma privada. Es un alimento personal del alma. Empecé en mis años universitarios con los cursos de montañismo que dictaba Claudio Lucero. Desde allí empecé a subir montañas y nunca más terminé de hacer eso. Quedó un poco postergado por la maternidad por algunos años , pero siempre he estado vinculada al montañismo. He hecho suficientes cerros altos. En enero del 2017, volví al Aconcagua por segunda vez. Quería volver después de 30 años de haberlo subido. Eso lo logré en el 2017. He estado en la montaña más alta del Perú que es el Huascarán. He estado en muchas montañas muy bellas pero no tan grandes. He estado en muchos volcanes en el sur, en los Andes Centrales y en el norte”.
¿Qué riesgos latentes tienen estudiado en el ascenso y cómo abordaran la sobrepoblación de montañistas que hace 5 años colapsa en temporada alta con compañías de turismo?
“La sobrepoblación del campamento base está bastante regulada después de muchos accidentes que han ocurrido. Eso está regulado para la seguridad de los escaladores que hay en ese momento. Allí se hacen turnos, se ponen de acuerdo las expediciones, está bien organizado ahora. En cuanto a los riesgos, hay riesgos en toda la vida. La clave está en tomar buenas decisiones. Por eso llevo al campamento base estas dos compañías (sus hijas) que serán fundamentales para evaluar y tomar la mejor decisión. La idea es llegar sano y salvo a la cumbre y de vuelta al campamento base. Los riesgos están súper estudiados y se van manejando para que dejen de ser riesgos”.
El mundo del alpinismo es dominado por muchos hombres. ¿Has sentido a lo largo de tu carrera machismo? ¿Crees que la mujer debe superar constantemente este dificultad?
“No lo siento así. En el minuto en que uno llega a la montaña, somos todos iguales. Cada uno con sus debilidades. No por ser mujer o ser hombre. Se empareja mucho la cancha. Pasamos a ser escaladores, andinistas, compañeros, personas, amigos. Se produce otra dinámica. No hay muchas mujeres porque resulta difícil hacerlo. Yo tuve una pausa larga por la maternidad y resulta más vistoso.
Para Elisa o Natalia, ¿Por qué deciden acompañar a su madre a la expedición?
“Cuando nos contó, primero fue como extraño. Fue como: “oh, qué está pasando”. Pero, inmediatamente quisimos apoyarla en este proyecto tan importante y bonito que tiene. Si es que podemos hacer cualquier cosa para ayudarte, sólo dinos. Podemos ir para ayudar. Sabemos que hacer una expedición no es fácil. Si yo estoy a cargo de la logística, hay muchas cosas detrás. Ella no puede hacer todo eso, porque tiene que estar entrenando. Entre las dos nos preguntamos: Qué podemos hacer para ayudarte en este proyecto tan lindo que tienes”.
María Paz, cuando te detectaron el cáncer, ¿Pensaste que tendrías que abandonar tu carrera? ¿Qué pasó por tu cabeza en ese momento?
“Cuando recibí el diagnóstico del cáncer de mama, no pensé mucho la verdad. Me fui a negro. Fue una gran bomba que cayó en la mitad de mi vida y me demoré bastante en reaccionar. Había que seguir el camino, había que continuar la vida. Por lo tanto, esas fue una de las razones por las que antes de empezar el tratamiento de quimioterapia, decidí irme a una expedición a Alaska que tenía armada hace un año. Decidí que esa expedición iba a marcar el comienzo de todo mi tratamiento. Quería tener un recuerdo muy hermoso de cómo empezaba mi tratamiento de cáncer y de sanación”.
¿Cuánto tiempo te tomó en volver a tu desempeño normal? ¿Volver a caminar bien, no sentirse cansada, etc?
“Durante los ocho meses de quimioterapia, mi cuerpo y mi estado físico lo perdí bastante. Estaba débil y me costaba incluso caminar una cuadra. En diciembre, cuando terminé la quimio, ya había decidido empezar a recuperar mi estado físico, era la primera misión”.
¿Por qué elegiste el Monte Everest y por qué no otro?
“Es muy sencilla la respuesta. Es porque necesitaba causar un alto impacto. La idea de la campaña de Alto al Cáncer y hacer un llamado a todas las mujeres mayores de 40 a hacerse las mamografías una vez al año, es de tanta importancia y este llamado yo quería que fuese potente y grande. Que fuese un grito enorme y que fuera escuchado. Eso se puede lograr con la envergadura de un cerro como el Everest”.
Puedes seguir toda la expedición de María Paz Valenzuela aquí