El domingo 02 de abril, La Moneda fue el epicentro de la gran fiesta nacional del running. La Maratón de Santiago reunió a más de 30 mil personas repartidas entre competidores, fanáticos y familiares. Todos ellos se reunieron a eso de las 7.45 de la mañana con dos intenciones: Correr y pasarla bien. A continuación, te mostramos otra perspectiva de lo que algunos llaman la fiesta deportiva más grande de Chile.
Camilo Zavala P.
Pascal Zavala P.
Correr una maratón, sin importar la distancia, no es cosa fácil. Previo a la gran carrera hay que llevar una estricta alimentación en base a proteínas y carbohidratos. A todo esto, se suma un exhaustivo entrenamiento donde el cuerpo debe acostumbrarse a la cantidad de kilómetros que se someterá y luego, está la inversión en indumentaria.
Tener unas zapatillas adecuadas y vestimenta cómoda para soportar las casi 3 horas promedio de los 42 kilómetros no está al alcance de todos. Sin embargo, la pasión por correr puede más que el dinero a veces.
Fue así como muchas personas se reunieron con sus mejores calzados y mejor pinta de deportista para ser parte de la fiesta del running nacional: la Maratón de Santiago. El evento pedestre más importante del año ofrecía a todos sus competidores las distancias de 10, 21 y 42 K.
Rostros del espectáculo, familias, corredores profesionales, carabineros, bomberos, viejitos pascueros. Todos los personajes se daban cita a las 7.50 am en el frontis del palacio de La Moneda.
“Estamos próximos a la largada de los 10 kilómetros ¿Qué les parece si juntos entonamos un C-H-I para entrar en calor?”, motivaba el locutor del evento, Alejandro Goycoolea, a todos los presentes.
El mar de gente verde agua entonaba el Viva Chile con alegría y tesón. Otros comenzaban a buscar sus playlists y no entraban en el folclore criollo para no desconcentrarse.
8.10 AM y se daba inicio a la largada de los 10 K. Todos con una sonrisa de oreja a oreja, algunos caminaban con sus coches, otros de la mano. La forma no importaba. Con cruzar la meta ya eran ganadores.
A los 15 minutos de comenzada la carrera, seguía pasando gente por la partida.
Diez minutos después comenzarían la Maratón (42K) y Media Maratón (21 K). Esta última tendría un sentido especial. La gran maratonista nacional Erika Olivera, haría su última carrera como profesional despidiéndose en la MDS.
Una corrida por la inclusión
Con el fin de hacer una fiesta deportiva para todos, la Corporación Maratón de Santiago incorporó a competidores con distintas condiciones.
Ver a todos ellos siendo uno más de este mar de gente es sin duda el reflejo del Chile deportivo que anhelamos y que aspiramos ser.
El deporte es un medio donde caben todos. Nadie se puede quedar afuera.
El grito de alivio y una despedida muy peculiar
Media hora después de la largada ya se comenzaban a divisar a los primeros escapados de los 10 K. Carlos Díaz y Víctor Aravena se disputarían palmo a palmo el primer lugar durante toda la corrida.
Sería finalmente Carlos Díaz quien se llevaría el oro en los 10 K por cuarta vez consecutiva. Tras cruzar la meta, el corredor del ejército de Chile daría un grito y con los brazos en alto agradecía al cielo.
Esta postal se repetiría en la mayoría de los corredores. No era para menos. Sólo cruzar la meta ya era una victoria.
“La verdad que estoy muy contento. Vine sólo a disfrutar de la carrera que es lo principal acá”, declararía Carlos Díaz a los medios de comunicación presentes.
Correr maratones es siempre una interrogante y desafío para cualquier runner. “El temor que siempre tienes de llegar o no llegar. Ese es el gran desafío. Superarse a sí mismo y superar tus marcas”, explica Enzo Yañez, ganador de los 21 K en varones con 01:05:14.
Es ese desafío mencionado por Yañez lo que motivó no sólo a chilenos, sino que también a compatriotas uruguayos, brasileños, argentinos, venezolanos, ingleses e incluso indios.
No obstante, para otros atletas, la Maratón de Santiago no era un simple desafío. Era más bien una despedida de las pistas.
Nos referimos a la figura de Erika Olivera, quien tras cruzar la meta pondría fin a su vida profesional en donde corrió 5 maratones olímpicas y tuvo destacadas participaciones en las maratones más importantes del mundo, destacando la Maratón de San Silvestre y la de Rotterdam.
Entre lágrimas y muy emocionada, la medallista de oro en los Panamericanos de Winnipeg 1999 expresaba el sentido de su última media maratón como profesional. “Fue muy placentero participar esta vez de una manera más relajada, sin preocuparse de los tiempos. Solo vine a disfrutar”, sostuvo.
Un centenar se acercaba para abrazarla y fotografiarse con la ídola. Entre ese intertanto, Olivera sólo agradece: “A los amantes del running les doy las gracias por todo el apoyo que me dieron y me brindaron durante años y por todo el cariño que me brindaron hoy durante todos los 21 kilómetros. A ellos, les envío mucha fuerza porque para mí, son una inspiración de verdad. Son personas que entrenan a altas horas de la madrugada, cumplen con su labor de trabajar y vuelven a entrenar en la noche, muchos de ellos. Son personas que tienen el alma de deportista bien marcada”.
Era la palabra de una deportista que se despedía de su carrera profesional resaltando el amateurismo y sacrificio en sus pares no profesionales. Además, la ex maratonista hizo un llamado al gobierno de Chile a incorporar más áreas verdes para masificar aún más la práctica del running.
“La verdad que uno echa de menos hoy en día las áreas verdes. Hay sectores que tienen lugares muy lindos y están muy bien implementados, pero también hay otros que no son los adecuados y se han perdido siendo un bien muy necesario para correr”, finalizó.
Tras estas declaraciones, Olivera se paseaba por todas las instalaciones de la MDS firmando autógrafos, sacándose selfies y dando más declaraciones a los medios; mientras un montón de corredores seguía cruzando la meta con las manos en alto, gritando y dando las gracias al cielo por cruzar la meta y vivir esta gran experiencia deportiva.
Después de todo, todos somos ganadores.
Revisa más postales de lo que dejó la Maratón de Santiago aquí.