Por Rodrigo Yaitul, Montañista

Cuando conocí el montañismo, no imaginaba todo lo que había que aprender sobre su historia, su topografía, las montañas, la técnica y su gente. Fue ahí cuando entendí que debíamos dejar una enseñanza a las nuevas generaciones. Que debemos apropiarnos de nuestra cordillera (usarla libremente y sin restricciones de privados), de no tener límites por llegar más alto, de ser cada día más consecuente con la actividad que realizamos, y que, si queremos, podemos romper barreras deportivas y personales sin pasar a llevar a aquellos que tienen el mismo anhelo de empezar a subir solo por vivir.

Existen registros de los primeros andinistas a través de los incas, quienes dejaron muchos vestigios de estas hazañas en el tiempo. Y de verdad fueron para nosotros los primeros, ya que recuerdo haber visto el calzado de paja por capas que usaban, también las mantas, y quedé estupefacto al pensar cómo lo hacían (en la actualidad tenemos unos equipos que están hechos para sobrevivir a las inclemencias de las montañas).

Foto: Rodrigo Yaitul

Consideraban a la montaña un lugar sagrado, de culto, sacrificaban cuyes y llamas, quemaban prendas, dejaban objetos valiosos, etcétera. ¿Se imaginan ahora hacer todo eso? Aún lo hacemos, de un modo más simple, pero sigue siendo significativo para el montañista, y para aquellos que están conociendo este mundo. Son los simples testimonios en una caja que se encuentra en cada cumbre que ha sido lograda (y no me refiero a conquistarla, ya que solo conquistamos nuestros miedos).

Recuerdo los tiempos aquellos donde niños llegaban a grandes alturas para ser entregados en sacrificio, aunque bajo una preparación a través de alcohol (chicha de maíz) y hojas de coca durante meses. Un caso muy conocido es el del niño Inca del Cerro el Plomo, hallado en 1954 por unos arrieros. Hoy en día también tenemos niños que intentan llegar a estas montañas, aunque sin ser sacrificados, pero sí con un factor determinante que son sus padres, quienes ponen en ellos sus deseos y egos para que sean los más jóvenes en lograr las cumbres. Eso es algo que se en el último tiempo se ha masificado en el país y que muchas veces se intenta de forma irresponsable.

La historia nos demuestra que tenemos grandes referentes que intentaron y lograron ir a lugares remotos a conquistar objetivos, sueños, o simplemente sus propios demonios. Pero eso no significa que debamos vivir bajo estas sombras y no intentar vivir (solo nacieron antes que nosotros), pues, son grandes y nos dejaron enseñanzas de vida y ascensos de montañas únicas. En aquellos días extremos de inicio en andinismo, y cuando no existía la tecnología de ahora, cuando los zapatos eran de cuero robusto y pesados, la ropa impermeable y con goretex ni siquiera estaba en los planes, el transporte era mucho más complejo y las largas caminatas desde Plaza Italia para ir a subir el cerro El Plomo (imaginen los días que demoraban en llegar al campo base) eran un verdadero desafío. Eran hombres de hierro que ni el frío más intenso frenaba, conquistando sus sueños a puro dolor.

Es posible que de haber sido así hoy, todos lo habríamos intentado.

Ahora bien, en Chile el montañismo ha ido creciendo y las nuevas generaciones han logrado explorar más allá de nuestra cordillera, logrando hitos enormes en los Himalaya, rompiendo los esquemas de la altura, llegando donde los hombres quedan al borde de la muerte por estar en una zona hostil para el ser humano.

Hoy en día es la Cordillera de los Andes es la columna vertebral de los montañistas, pues va de norte a sur. Existe una escasez en materia de educación de montaña, ya que aún no se instaura en los colegios, y son los niños los principales encargados de generar cambios significativos en el desarrollo de nuevas expediciones, nuevos desafíos, y nuevas ideas por lograr.

“Las ascensiones en la cordillera son tan raras que yo creo poder afirmar que el señor A. Labra es el primer chileno que ha hecho montaña según nuestras costumbres […] Van lo más alto que pueden, a caballo o en mula, ven la nieve, la tocan, la encuentran fría, se sorprenden y se devuelven. En tres siglos más, cuando Chile, en vez de cuatro millones de habitantes tenga cuarenta, el alpinismo o “andinismo” como se dice elegantemente, estará de moda”, dijo Edouard Sallaz,

Y por este motivo, han ido apareciendo personas con grandes ideas para llevar actividades a las personas y que puedan conocer un poco de lo que se puede hacer en el mundo outdoor. Pudiendo así entender que no solo de senderismo, trekking, montañismo, o escalada vive el hombre. También debemos aprender algo sobre el mountainbike, running, trail running, surf, kayak y muchas otras disciplinas deportivas o recreativas, las que estarán presentes el 5 y 6 de enero del 2019 en el parque Padre Hurtado, de la Reina, organizada por la productora Monte Outdoor. ¡Los esperamos!