Una de las lesiones recurrentes en los amantes del running y el atletismo es la periostitis. Esta ocurre cuando se inflama el periostio, tejido que cubre la tibia. ¿Cómo tratarla y prevenirla? Te lo contamos en un nuevo Doctor PD.

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La periostitis suele ocurrir en aquellos deportistas que corren grandes kilómetros y a una alta intensidad. En ella están involucrados dos músculos: El tibial y el sóleo.

El músculo tibial posterior tiene como principal misión la supinación. Esto significa, que es el encargado de orientar la planta del pie hacia adentro, por lo que supone una importante acción para mantener el equilibrio y la postura.

Por esta razón, las personas que más sufren esta patología son aquellas en las que su pie se encuentra en pronación. Es decir, que la planta del pie se orienta hacia afuera. Esto se debe por la necesidad del atleta en mantener el músculo tibial posterior en tensión durante la fase dinámica de la carrera.

La periostitis le ocurre a los deportistas que se encuentran en la fase más exigente del entrenamiento, ya sea por un aumento de la velocidad de carrera o bien por el aumento de las distancias.

También se conocen casos en que la periostitis se manifestó tras una vuelta al entrenamiento después un largo periodo de pausa.

Otros factores que favorecen la aparición de la enfermedad son:

  • Calzado inadecuado
  • Correr en bajada
  • Terreno de juego muy difícil (por ejemplo campos de fútbol muy embarrados tras una lluvia)
  • Obesidad

¿Cómo tratarla?

El mejor tratamiento para este tipo de patologías es su prevención.  Para ello, debemos procurarnos del calzado que vestimos y la superficie donde correremos.

Los terrenos duros y calzados con  poca absorción de impacto hacen que el periostio vibre demasiado y acabe inflamándose.

Otro aspecto con el que podemos combatir la periostitis es con estiramientos antes y después de la carrera. Así lograremos que el músculo tibial esté menos denso y la contracción muscular, se realice de manera fluida y sin afectar al periostio.

Además, se debe llevar una planificación adecuada de los entrenamientos tanto en mesociclo como en macrociclos.

Por ejemplo, si hace tiempo que usted no corre, no empiece con grandes volúmenes (10 – 15 KM).

Otro remedio una vez que apareció la lesión es aplicar hielo en la zona afectada por tandas de 15 minutos para bajar la inflamación, para luego aplicar un masaje con alguna pomada antiinflamatoria.

Si el dolor persiste, asista a un kinesiológo o fisioterapeuta y cese toda práctica deportiva hasta que sienta que está óptimas condiciones para volver a entrenar.