Este fin de semana, el mundo del deporte motor y off road recibió un verdadero cachetazo. El Dakar 2019 no pasará por tierras chilenas debido a que el Gobierno no tiene las arcas para solventar dicha carrera. La billetera pesó mucho más que una competencia que detecta nuevos talentos para Chile y que mejora la imagen país.

Dante Comiso.

El discurso tecnócrata del Gobierno de Sebastián Piñera aterrizó en el deporte. Mientras todo el mundo deportivo estaba atento al clásico universitario, el oficialismo en palabras de Pauline Kantor, Ministra del Deporte, daba una mala noticia a todo el mundo de las tuercas chilenas.

Chile le cerraba las puertas a la ASO y al paso del Dakar 2019. “No vamos a estar en el Dakar en la edición del próximo año”, explicaba la secretaria de Estado. La ministra exponía que las decisiones se deben a las políticas de austeridad fiscal que Piñera y compañía pretenden implementar para reactivar la economía.

Una cosa es cierta: Chile tenía 2 millones de dólares para financiar la etapa chilena de la competencia. La organización pedía 5 millones. Sin embargo, aquí hay varias cosas que me hacen ruido al momento de escuchar esta lamentable noticia.

¿Cómo el Gobierno y su ministerio pretende detectar nuevos talentos en todas las ramas del deporte si cierra las puertas a eventos de gran categoría como es el Dakar? ¿Qué le dirá Sebastián Piñera a los padres de Nacho Cornejo quienes han tenido que poner plata de su bolsillo para financiar los primeros pasos de su hijo en las tuercas? ¿Qué pasará con las comunidades aledañas a Iquique o Antofagasta que veían actividad comercial gracias al paso de la competencia? ¿Acaso ellos también necesitan austeridad?

Cabe mencionar que toda la inversión usada en la carrera es recuperada una vez que termina. Según las estadísticas del año 2014, aquel retorno de la inversión aumentó en un 300 %.

Además, el posible paso del Dakar 2019 por el norte grande crearía nuevos empleos temporarios que si bien no serían estables, sí ayudarían a un gran número de personas desempleadas producto de la inestable actividad minera que rondea en la zona. Si consideramos estos dos ejemplos, esta noticia es un verdadero desastre para el deporte motor.

¡Señores! ¡Para reactivar la economía se necesita actividad económica! El Dakar es un evento deportivo, social, económico y turístico que nos beneficia a todos como imagen país. Al parecer, aquella llamada de Don Sebastián Piñera a Ignacio Casale tras ganar el Dakar 2018, fue nuevamente un reflejo de pura demagogia.

El Gobierno dice no tener plata para financiar eventos deportivos pero a la hora de los viajes privados a la Universidad de Harvard, no les cuesta nada desembolsar. Quizás, los más defensores podrán decir que no tiene nada que ver. A ellos, yo les digo que la Ley debe ser pareja para todos.

Esperemos que la actual administración de verdad esté pensando en cómo asegurar la presencia para el Dakar 2020. Creemos que Chile está capacitado para recibir eventos deportivos de todo tipo. Sólo falta voluntad política. Y vaya que falta.