Las rodillas suelen ser una de las partes más delicadas de nuestro cuerpo cuando hacemos deporte de manera regular. En disciplinas como el running, el ciclismo o el fútbol, nuestras rodillas son vulnerables a sufrir algún daño. A continuación te presentamos las lesiones más frecuentes de esta articulación.

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Antes de nombrar las patologías más frecuentes, queremos dejar en claro que el mejor método para cuidar nuestras rodillas es la prevención. El trabajo de propiocepción como el entrenamiento de fuerza para reforzar la musculatura que rodea la rodilla, son esenciales para estar libre de lesiones.

Condromalacia rotuliana

Si eres fanático del running o del spinning, la condromalacia rotuliana deben ser palabras conocidas. Esta patología apunta al desgaste del cartílago articular que se encuentra en la cara posterior de la rótula. Este hueso se encarga de que nuestra rodilla cumpla su función de manera correcta.

El desgaste del cartílago tiende a producirse por el uso frecuente de la articulación. Además, esta patología también está presente en personas sedentarias de avanzada edad y en deportistas con edades más tempranas.

Algunos de sus síntomas son la inestabilidad de la rodilla, dolencia al bajar escaleras o al sentarnos y en la zona delantera o central de la articulación.

Cabe destacar que la prevención resulta vital para no padecerla, ya que su tratamiento no da garantías de sanación total. El trabajo de fuerza en la musculatura del cuádriceps, sobre todo del vasto interno, es uno de los buenos métodos de anticipación. Muchas veces, esta patología aparece debido a un cuádriceps poco potente.

A este ejercicio, le puedes sumar la pliometría. Con ella trabajarás tanto nuestro tren inferior como la zona media.

Por otro lado, su tratamiento se basa en la administración de analgésicos y antiinflamatorios siempre que sea necesario. La aplicación de frío en la zona afectada ayuda a disminuir el dolor.

En terapia kinésica, los pacientes realizan un trabajo de fuerza donde el ejercicio abarca todo el rango de movimiento de la articulación. En caso de que las molestias persistan, puedes aplicar un vendaje funcional o trabajar con rodilleras específicamente diseñadas para la condromalacia.

 

Síndrome de la cintilla iliotibial

Dos de los grandes temores que tienen los runners en lo que a lesiones se refiere son la fascitis plantar y la cintilla iliotibial. Si estás a punto a correr una gran maratón y padeces esta última patología, podría truncar todos tus entrenamientos.

Aparece por el desgaste del tendón del músculo tensor de la fascia lata, que recorre la parte lateral del muslo, se inflama debido al excesivo uso de la articulación de la rodilla, y aparece el dolor.

Sus síntomas pueden ser el dolor en la zona lateral externa de la rodilla (generalmente cuando llevamos ya mucho tiempo corriendo) y la sensación de debilidad en la rodilla. La prevención resulta clave.

No correr un número excesivo de kilómetros en nuestros entrenamientos o, por lo menos, hacerlo progresivamente, y trabajar bien la musculatura de nuestras piernas pueden proteger nuestras rodillas y hacerle frente a esta patología.

En caso de que aparezca, lo fundamental es el reposo. A esto, puedes aplicar masajes con un fisioterapeuta y trabajo isométrico de la musculatura.

La tendinitis rotuliana

La tendinitis rotuliana está relacionada a la inflamación del tendón rotuliano, tendón patelar o ligamento rotuliano, que es el que se encuentra en la parte inferior de nuestra rodilla. Este tendón es la continuación del tendón del cuádriceps femoral, y une la rótula al hueso de la tibia.

Tanto el tendón rotuliano como el femoral trabajan para poder realizar el movimiento de extensión de nuestra pierna al contraerse el cuádriceps. Este es un movimiento muy repetido en corredores y saltadores, que son los que más habitualmente sufren esta patología. No en vano, la tendinitis rotuliana también es conocida como la “rodilla del saltador”.

Suele manifestarse con un dolor justo debajo de la rótula, en la zona frontal de la rodilla, además de que aparece junto con la sensación de rigidez y de flojera en la articulación, como si nos fuéramos a caer al suelo con cada paso que damos. También puede estar acompañado con un dolor en el cuádriceps y en la tibia, o en ambos.

Para prevenir esta lesión es importante controlar las cargas de trabajo. Una buena periodización o planificación del entrenamiento sumada a una buena técnica de carrera y el fortalecimiento de la musculatura de todo nuestro tren inferior nos ayudará a mantener alejada la tendinitis rotuliana.

Si ya padecemos la tendinitis rotuliana, el masaje con el fisioterapeuta será parte del tratamiento de la patología. Si la patología es leve o moderada puede tratarse solamente con reposo, masaje, aplicación de frío y elevación de la articulación para que baje la inflamación. Si el estado es grave puede incluso requerir tratamiento quirúrgico.

En caso de que aparezca dolor en la articulación, lo más adecuado es acudir al fisioterapeuta, que es el experto que puede ayudarnos primero a darnos un diagnóstico y después a tratarlo de la forma adecuada.