Gran conmoción causó la intromisión de maquinaria pesada el el borde costero de la zona central. En el V sector de Reñaca, los administradores de dicha concesión alteraron la arena buscando facilitarle la vida a los turistas de la temporada estival. Este hecho evidencia que a pesar de existir fechas conmemorativas como el Día Mundial de los Océanos, nuestro país aún carece de un organismo o marco legal competente que prohíba la depredación de nuestras playas. Aún así la Organización de las Naciones Unidas (ONU) busca generar consciencia ante el devastador y amenazante Calentamiento Global.
Camilo Zavala P.
Esta semana, usuarios de RRSS difundieron las labores de maquinaria pesada en plena playa de Reñaca, la que habría sido utilizada para fines particulares de concesionarios en esta conocida playa turística de la zona central, cuya tasa de retroceso según nuestras investigaciones aumentó de -0,37 metros por año (2023) a 1,21 m/año (2024).
“Lamentable, desvastador e irresponsabilidad”, fueron algunas de las reacciones de la comunidad local del surf y bodyboard de la V región al ver como nuevamente la concesionaria La Marina, empresa que administra el V sector de Reñaca; habría alterado el curso del banco arena buscando extender la zona para los bañistas.
Pese a la protesta vía redes sociales que ocasionó esta intervención, desde la Armada de Chile aseguraron que: “La mini retroexcavadora ha realizado exclusivamente movimientos en sentido oriente-poniente, sin afectar en ningún momento el banco de arena natural.
Estos trabajos de nivelación tienen como objetivo principal promover la inclusión y la accesibilidad universal en la playa”.
Más allá de que se haya alterado o no, debemos entender todo esto acelera la erosión. Por ese importante crear consciencia ambiental y generar instancias de acuerdo entre todos los entes que permitan un sólo objetivo: Cuidar nuestro mar.
La importancia de una Ley de Costas
Cabe mencionar que este tipo intervenciones pueden alterar los ciclos naturales de sedimentación de playas, acrecentando los problemas de erosión existente, incluso la morfología de la playa, afectando los servicios ecosistémicos que provee el área.
El daño puede ser tan profundo que incluso la interrupción de los cursos de los bancos de arena, sectores por donde se forman corrientes por donde pasa fauna marina; podría exterminarlos y directamente romper la cadena alimentacia de aves y lobos marinos que proliferan en las costas de la V región.
“Nuestro país necesita una Ley de Costas que norme la zona costera del territorio y brinde protección a sus ecosistemas. No se trata de un tema “sensacionalista” o de “hippies” se trata de ser responsables frente al riesgo frente a desastres, el medio ambiente y la calidad de vida de los habitantes de la zona costera”, exponen desde el Observatorio de la Costa de la
Los océanos cubren el 70% del planeta tierra y cumplen un rol muy importante en nuestro ecosistema teniendo en cuenta que produce el 50% del oxígeno y alberga la mayor parte de biodiversidad del globo terráqueo.
Por si fuera poco, apenas conocemos el 10% de su extensión total, y el resto de sus profundidades aún resulta un misterio para la humanidad.
La importancia del Mar para Chile
En la actualidad el 90% de las especies marítimas están mermadas, y el 50% de las arrecifes de coral destruidas, lo que demuestra que estamos extrayendo más del océano de lo que se puede recuperar.
Por eso, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) creó el Día Mundial de los Océanos para cada 8 de junio.
El Día Mundial de los Océanos surge para resaltar la importancia que tienen en nuestra vida cotidiana. Es el aire que respiramos planeta, una fuente importante de alimentos, medicinas, temperaturas, y una parte fundamental de la biosfera.
Por este motivo, se necesita informar el impacto que tenemos como sociedad Civil el océano. Si llegaste hasta acá es que porque te gusta nuestro contenido.
A ti que nos sigues, te dejamos este gran mensaje: Cuidemos nuestra vida. Cuidemos los Océanos y sobre todo: Cuidemos Chile.
Es importante que el Estado chileno asuma un rol proactivo y de liderazgo en la conservación y uso sostenible del océano, sobre todo el ese mar que “tranquilo nos baña” como es el Pacífico. Este rol debe ir en conjunto con la sociedad civil dado que todo el territorio chileno es uno de los más vulnerables al cambio climático, el se evidencia en marejadas, lluvias, socavones, desbordes de ríos, etc.
Chile ratificó en enero del presente año, su adherencia al Acuerdo de la Biodiversidad Marina para la Alta Mar (BBNJ en inglés), el cual adoptado en junio del año pasado tras una década de negociaciones. De esta forma, nuestro país fue el pionero en oficializar su compromiso con el cuidado del océano.
Cabe mencionar que este acuerdo actúa como un instrumento internacional jurídicamente vinculante y que pretende proteger la biodiversidad marina en áreas situadas fuera de las jurisdicciones nacionales, es decir, más allá de las 200 millas náuticas.
El objetivo principal de este gran acuerdo es perseguir la misión y contribución a la protección y preservación del océano. Como instrumento de gobernanza será clave para alcanzar los objetivos globales que buscan proteger el 30% del océano del mundo al año 2030, para así preservar y recuperar la naturaleza marina, enfrentando adecuadamente la crisis climática global; reducción de gases de efecto invernadero, la contaminación y la pérdida de biodiversidad.
Nuestro país ya ha demostrado su liderazgo en la protección de sus aguas jurisdiccionales, al tener más del 45% de su territorio marino con algún nivel de protección. A este liderazgo jurídico, también se suma el entusiasmo y dedicación de aquellos “Seres de Mar” desplegados en Arica hasta Puerto Williams y que contribuyen al cuidado, educación y preservación del océanos desde sus distintas ópticas.
Cuidemos nuestra vida, cuidemos los Océanos
Los océanos cubren el 70% del planeta tierra y cumplen un rol muy importante en nuestro ecosistema teniendo en cuenta que produce el 50% del oxígeno y alberga la mayor parte de biodiversidad del globo terráqueo.
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Sin embargo, la implementación del acuerdo BBNJ requiere extender este compromiso más allá de nuestras fronteras marítimas, razón por la cual el Gobierno del Presidente Gabriel Boric ha postulado a Valparaíso para ser sede de su Secretaría.
Pero obtener la Secretaría no es el único desafío. Ahora que el acuerdo ha sido ratificado, es necesario definir e impulsar su futura implementación a través del desarrollo de normas internas, lo que debe estar en línea con las disposiciones internacionales.
Esto incluye el fortalecimiento de las capacidades de monitoreo y control, así como el desarrollo de investigaciones científicas y herramientas tecnológicas e innovadoras que permitan evaluar y mitigar los impactos de las actividades humanas en alta mar. Es urgente que se avancen e en normas de evaluación de impacto ambiental en las aguas jurisdiccionales. En la actualidad, esas normas no existen.
Chile a través de su comunidad educativa donde están los colegios y universidades, puede transformase en un HUB de investigación y ciencia en base a los recursos genéticos marinos. Asimismo, se debe avanzar hacia la ratificación del protocolo de Nagoya sobre recursos gentíos en tierra y que es parte de la Convención sobre Biodiversidad Biológica de la cual Chile también es parte.
Asimismo, la colaboración regional será esencial. Chile debe trabajar estrechamente con otros países de la región para coordinar esfuerzos en la creación de corredores y áreas marinas protegidas y en la implementación de políticas de gestión sostenible de los recursos.
Paralelamente a esto, es necesario aprobar la Ley de rompientes para que lugares, como Pichicuy, ubicado en la zona norte de la V región, no sean nunca alterados por la invasión inmobiliaria como si le pasó su balneario vecino: Los Molles. Cabe mencionar que esta zona rompen olas de clase mundial para la práctica del surf y el bodyboard y abunda la flora y fauna marina, creando el escenario propicio para la práctica del buceo y el freediving.
Zonas como Pichicuy y Los Molles hay por centenares en los más de 5000 kilómetros de costa. Para mantenerlo eternamente, el estado chileno debe establecer una política exterior activa y colaborativa con los países vecinos y de la cuenca del océano Pacífico.
Lograr esta “colaboración interamericana” beneficiará no solo a la biodiversidad, sino que ofrece oportunidades para potenciar actividades económicas sostenibles, mejorar la calidad de vida de las comunidades costeras y a la vez, garantizar el cuidado de la naturaleza, como el ecoturismo y la pesca sostenible.
En estas verdaderas banderas políticas, el papel de la sociedad civil, las comunidades costeras y el sector privado también es crucial. La conciencia pública y la educación multimedial sobre la importancia del océano y las amenazas que enfrenta son fundamentales para generar un apoyo amplio a las políticas de conservación.
Por eso, las iniciativas como programas de educación ambiental y proyectos de investigación y conservación liderados por ONGs y universidades deben contar con apoyo del estado. Sin embargo, ya es tiempo que su estudio sea parte del currículo obligatorio en los colegios y desde temprana edad.
En este Día Mundial de los Océanos, marcado por el paso del “Ciclón Extratropical, recordemos que la salud de nuestros océanos es la salud del planeta y, por ende, la nuestra.
El acuerdo BBNJ nos brinda una herramienta poderosa para proteger la vida en los vastos y vitales ecosistemas de alta mar, y su implementación efectiva en Chile y en todo el mundo es una responsabilidad colectiva de todos quienes viven en este hermoso país.