Jordi Mardones es uno de los deportistas nacionales que hace patria en el extranjero. Dos o tres veces al año viene a nuestro país para visitar a su madre. El portero titular del reconocido cuadro catalán C.N. Sabadell compartió con nosotros algo de su historia deportiva en una de sus visitas a Chile. Conoce a continuación un nuevo Testimonio PD.
Camilo Zavala P
El waterpolo nacional vive tiempos de incertidumbre. El torneo de apertura que organiza la Liga Centro no tiene acción de hace casi tres meses y con esto, los clubes de la zona central no han podido tener rodaje de competencia. Afortunadamente, ya se informaron las últimas fechas del torneo que será a finales de octubre (un mes de espera más).
A esto se suma el cambio de fecha de los campeonatos nacionales adultos que ahora serán en abril. Por ende, los macrociclos deberán ser adaptados nuevamente y toda la programación que estaba ordenada hasta enero, fecha habitual donde se realizaba el certamen, deberá ser reacomodada.
Panorama totalmente distinto es que el vive el waterpolista Jordi Mardones (CHI). El golero del C.N Sabadell de España se codea con los máximos exponentes del balón amarillo y se prepara semana tras semana para tapar los lanzamientos y latigazos de jugadores de renombre como son Felipe Perrone (BRA), Marton Vamos (HUN) o Filip Filipovic (SRB) en la Champions League que organiza la LEN.
En uno de sus viajes a Chile, Jordi accedió a conversar con nosotros para dar vida a un nuevo Testimonio PD.
Si te tuvieras que presentar a nuestros lectores, ¿Cómo te presentarías?
“Les diría que soy Jordi Mardones. Estudio ingeniería náutica en la facultad de náutica de Barcelona. Juego de arquero en el Sabadell. Somos segundos de España en la Liga y quedamos décimo cuartos de Europa en la Champions”.
¿Se podría decir entonces que eres un jugador de primer nivel?
“Sí. Se podría decir que sí. No estoy en selección nacional. Estuve en categorías menores pero sí, es lo máximo que puedes llegar en España y en Europa”.
¿Cómo fueron tus inicios en el waterpolo como deporte?
“Yo aprendí a nadar aquí en Chile. Después me fui a España y me dijeron: “Pues, tienes que meterte a algún deporte”. Natación no, porque es muy aburrido. Entonces, me metí a waterpolo. Me quedé ahí y ya está. Así comencé”.
Comenzaste el waterpolo en España. ¿Cómo fue ese proceso desde empezar a jugar y conocer el deporte hasta jugar en la primera de honor y de Europa?
“Tuve mucha suerte, la verdad. Desde pequeño que siempre me puse de arquero. Y allí, en las categorías mayores no había nadie que atajase. Entonces pude jugar en dos categorías a la vez. Eso me ayudó mucho a subir mi nivel porque podías entrenar y disputar muchos partidos. Al final, eso es lo que te ayuda a mejorar. Después, entrené en el Centro de Alto Rendimiento con ocho jugadores más del club para la selección nacional. Ahí, pues ya practicas otras cosas. Muchísima técnica. Luego pasé al primer equipo para seguir jugando, jugando y jugando. No tiene mucho secreto tampoco. Ahí tuve suerte también y mucha constancia”.
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Ya entrando en la cancha misma, ¿Qué se siente atajarle tiros a los mejores jugadores del mundo?
“Bueno cuando le atajas alguien extremadamente bueno, que tú dices: “este lo conozco, éste sale en la tele y todo”. Te da como ánimo. Después tú lo ves como un jugador más. Él puede ser muy bueno pero tú no tienes que tener miedo porque él sea muy bueno. Tienes que pensar: “Como él es tan bueno, te la voy a parar”. Es mucha cabeza cuando estás en el arco”.
¿Cómo has visto el cambio que ha tenido el waterpolo en los últimos 10 años?. Un waterpolo que antes era muy físico. Ahora todos los partidos son más tácticos y estratégicos, como hemos visto en los campeonatos del mundo y JJ.OO donde las medallas se definen casi por situaciones de superioridad numérica.
“Yo creo que el cambio que ha habido viene por las reglas que ponen en el deporte. Por ejemplo, antes el penalty era desde cuatro metros. Ahora es desde los cinco. Antes, los jugadores podían bloquear con dos manos el lanzamiento de los rivales; ahora se puede sólo con una. También creo que también pasa por un tema físico. En el waterpolo español, Manuel Estiarte medía 1,60. Técnicamente el chaval era increíble. Entonces, ¿qué te dice eso? Si tienes técnica pero no tienes cuerpo, puedes hacer algo. Si tienes cuerpo y tienes físico, puedes hacer algo también. Pero si tienes las dos cosas, puedes hacer de todo. Yo creo que por ahí hubo un cambio más o menos”.
En base a tu experiencia como jugador de elite, ¿cualquier persona puede jugar waterpolo?
“Puede llegar a jugar, de todas maneras. Aunque no tengan muchas ideas de técnica ni nada, tienen que meterle muchas ganas. Si yo no tengo técnica pero me muero nadando ida y vuelta, no seré el goleador del equipo, pero sí seré el carrilero que te voy a llegar a los dos metros y aunque no tenga técnica te voy a hacer el gol”.
Y bajo ese sentido, ¿qué rol pedagógico cumple el técnico, el docente y entrenador? ¿Cuál es la principal misión en esa persona “inexperta”?
“A nivel pedagógico, yo por la experiencia que he tenido, donde sólo tuve un par de entrenadores; ellos deben preocuparse mucho en el progreso del jugador. En cada deporte, es como la ley del más fuerte. Sólo llegas arriba porque sobreviviste. Sólo se preocuparán de tí si eres bueno. Desde pequeño puedes tener sacrificio, constancia y otras cosas. Pero si al final, no le interesas a tu entrenador, pues no vas a llegar a ningún lado. El deporte es muy sacrificado y puede llegar a ser muy cruel también. Si les interesas, llegas. Si no despiertas interés, no llegas”.
Bajo el contexto de la estructura deportiva española donde apoya a sus deportistas constantemente buscando financiamiento y detectando talentos; ¿Cuál crees que debe ser el ejemplo que deben seguir los países de menor nivel como son Perú, Chile o Bolivia?
“Mira al modelo español no tanto, la verdad. Deberían imitar al modelo europeo. Por ejemplo, yo lo que tengo entendido es que en Chile hay muy pocos partidos durante el año. A lo mejor quizás juegas un partido al mes. Allá, hay muchos más equipos y tienen muchos más partidos. Pero, ¡hombre!, no puedes jugar un solo partido al mes. Para un partido mensual, entrenas duro los últimos cuatro días. Si tienes un partido cada semana, te preocupas en cada semana de llegar bien a ese partido. Eso al final fomenta la competencia y te hace mejorar”.
En tus tiempos libres me decías fuera de micrófono que te gustaba surfear. ¿Cómo es surfear para los que viven en Europa? Un sector donde el invierno dura muy poquito.
“Nosotros en Barcelona surfeamos sólo en invierno. Desde noviembre hasta abril como muy tardar. En esos meses a lo mejor tienes cinco baños buenos. En esas cinco sesiones, tienes a todo Barcelona metido en la playa. En el surf, tienes que surfear todas las semanas ojalá. O bien, entrenar como sea. Pues allá no. Allá, te tiras y haces la misma porquería que hacías hace siete años atrás. Es como todo, ¿no? Si no tienes constancia, no logras nada. Además, las olas no tienen fuerza. Te tienes que ir al norte. Al país vasco, Francia, todos esos lados”.
¿España cuenta con una ley de protección de rompientes?
“Pues que yo sepa, no. De hecho, hace unos años en Mundaka, querían sacar arena del banco por donde pasaba la ola. Mundaka es una izquierda bien tubular y de clase mundial. Esta ola rompe en un banco de arena. Si le sacas el banco de arena, no hay nada. En Catalunya ni en todo España, todavía no hay nada que proteja el surf”.
¿Cuáles son tus referentes en el waterpolo o las personas a las que sigues y tratas de imitar sus movimientos? ¿Y en el surf?
“Mmm de waterpolo, el portero que me gusta mucho es Miloš Šćepanović de Montenegro. Jesús Rollán también me gustaba mucho. Ambos son muy rápidos y pequeños como yo. Tienen mucho carácter a la hora de atajar. Eso me gusta mucho. Y de surfistas me gusta mucho el free surf como Rob Machado, Michael Febraury y Mikey Wright. Y de los que compiten, Filipe Toledo es una bestia”.