Hoy te presentamos a un hombre fuera de serie. Nacido en la ciudad española de Sabadell. Hijo de una pareja de montañistas, amante del esquí y el alpinismo Ha sido a la fecha el único montañista en alcanzar la cima del techo del mundo en menos de 48 horas. Su nombre: Killian Jornet
PD Chile
Killian Jornet tiene 29 años. Nació en la ciudad de Sabadell, España. Su acercamiento con la montaña comenzó a temprana edad. A los tres años subió junto a su padre, Eduardo, el Tuc de Moliéres, ubicado en la cordillera del Valle de Arán, Cataluña.
Aquel cerro tendría 3 mil metros de altura. Increíble.
A los cinco años, alcanzaría la cumbre de los Pirineos, el Pico Aneto. Un año más tarde superaría los 4000 metros de altura del Breithorn en los Alpes que unen Italia con Suiza. Ya a los 10, recorrería los Pirineos de punta a punta.
¿Cómo un niño puede tener semejante estado físico? La respuesta está en sus padres. Eduardo Jornet es guía de montaña y guardia de un refugio de montaña. Mientras que su madre es profesora de ski y trabajo para un centro de alto rendimiento y tecnificación en Cataluña. Lo único que conocía era todo el mundo ligado al alpinismo.
Un super hombre
El amor de Killian Jornet por la naturaleza, la libertad y la diversión lo lleva a ser cosas inimaginables. Escala montañas, corre maratones y las gana (se alzó con la maratón de Mont Blanc en junio), sube montañas corriendo y luego las baja en ski con fijaciones randonee.
Ha conquistado y establecido numerosos récords de altitud. Todo esto sin ayuda, casi nada de equipo y muchas veces sin oxígeno. Un verdadero extraterrestre

Sin embargo, Jornet simplifica su origen planetario en una oración: “Soy sólo un alpinista que se divierte”.
Una de sus más grandes diversiones ha sido alcanzar el Everest en Los Himalayas, Nepal. Dos veces y con una semana de diferencia.
La primera fue la madrugada del 22 de mayo de este año. Sin usar cuerdas fijas, ser ayudado por los sherpas en el ascenso y sobre todo sin oxígeno en sólo 26 horas. En otras palabras, de una.
Esta increíble y única aventura de un humano comprendió a Jornet partir desde el monasterio de Rongbuk a la cima. Cabe destacar que el monasterio es el último lugar habitado de la montaña en los pies de la cara norte y a una altitud de 5.100 metros de altura sobre el nivel del mar.
“Hasta que llegué a 7.700 metros me sentía bien y estaba yendo de acuerdo a mi planificación, pero allí empecé a sentir dolor de estómago. Supongo que debido a un virus estomacal. Desde allí me he movido lentamente y parando cada par de pasos para recuperarme. Sin embargo, hice cumbre a medianoche”, explicó horas después de ver con sus propios ojos el techo del mundo.
“Subir a la cima del Everest sin cuerdas fijas no es algo que se pueda hacer todos los días. Vi una puesta de sol espectacular”, agregó con una sonrisa de oreja a oreja aquella vez.
En la segunda cumbre (28 de mayo), Jornet necesitó de sólo 17 horas para llegar a la cumbre, saliendo desde un punto mucho más alto, y saltándose 30 kilómetros de una zona muy incómoda de piedra y hielo, entre el monasterio y el campamento base avanzado. Luego, se demoró 11 horas y media para descender hasta el punto de partida sumando un total 28 horas y 30 minutos.
“Hacer dos veces cumbre en el Everest en una semana y sin oxígeno creo que establece una nueva línea de posibilidades en el alpinismo y estoy muy contento de haberlo podido llevar a cabo”, comentaría Kilian Jornet a su regreso.
Un hombre ultra deportista
¿Cómo puede Jornet ser tan extremo e incluso arriesgar su vida?, se preguntarán algunos.
“Para mí la montaña es un espacio de libertad donde cada uno hace lo que cree que debe hacer. Yo busco ir ligero para poder moverme con rapidez. De esta manera, pasamos menos tiempo en altitud y nuestro cuerpo se fatiga menos, aunque somos conscientes de que eso añade un punto de riesgo a la expedición”, responde Jornet.
Un loco de remate podrían decir los más amantes de la seguridad y comodidad. Lo que sí es cierto es que Killian es el rey de la montaña por su gran capacidad física y respiratoria. Por ejemplo, en reposo alcanza las 34 pulsaciones por minuto y actividad física, su órgano puede llegar a alcanzar las 204.
Esto significa que Jornet puede estar dándolo todo por cuatro a cinco horas. Los corredores normales tienen peaks de rendimiento entre 4 a 5 minutos.
Dado el deporte que hace, el español mantiene un bajo porcentaje de grasa y un peso muscular óptimo. Para la revista Mens Health, su cuerpo es “el resultado de una actividad física muy dura usando a la grasa como principal fuente de energía”.
Si a esto le sumamos una toma de oxígeno máxima de 85ml /kg/min con una gran tanda de entrenamientos que incluyen entrenar con la montaña con grandes cargas y poco descanso, estamos presenciando un nuevo biotipo de atleta. Quizás único en su especie.
Les reiteramos. Todo esto Jornet lo hace para divertirse. “Hacer cosas que conducen a la infelicidad es algo estúpido. Es decir, debes buscar cosas que te hacen feliz. Esto significa que muchas veces será difícil y requerirá sacrificio, pero también será algo divertido”, se excusa.
Subir cerros y cumbres altísimas como el Everest también trae sus miedos como bien lo describe el catalán. El miedo “es una sensación permanente de preocupación”.
“Si no nos gusta el riesgo o no lo aceptamos, no deberíamos hacer estas cosas. uando eres joven y observas una montaña ves su belleza, no ves sus peligros. Cuanto más creces en años y en experiencia la montaña se ve a través de otros ojos. Conoces sus riesgos. Y siempre son las cosas más extrañas, lo inesperado, lo ilógico”, relata al portal deportivo The Red Bulletin.
Pánico, miedo, muerte, caerse o no regresar son algunas de las palabras latentes en Jornet. Sin embargo, en la naturaleza rodeado de montañas, nieve y estrellas; aquellas acciones son casi una relación matrimonial para los que aman el montañismo y el límite vertical.
“En el deporte de riesgo te acercas a situaciones donde la posibilidad de muerte está ahí, pero tienes que llegar a una zona de confort, cerca del límite. Nunca tienes que pasar ese límite porque si lo haces, estás muerto. El gladiador lo tenía claro: si ganaba, vivía; si perdía, estaba muerto. En el fútbol pasa lo mismo pero metafóricamente. En nuestro caso es real, si perdemos, estoy muerto”, señaló al periodista del diario El País, Juan I. Irigoyen el 15 de diciembre del 2015.
Así es Killian Jornet. Un atleta de la montaña que vive por seguir divirtiéndose escalando más cumbres y persiguiendo un sólo propósito al ritmo del silencio de las altas cumbres: paz.
Puedes seguir todas las aventuras de este fuera de serie en su blog