Si te gusta la aventura y no le tienes miedo al mar ni a la navegación, entonces este post es para ti. Conoce a continuación un nuevo Testimonio PD donde abordamos el panorama actual de la vela en Chile y la travesía a isla Robinson Crusoe a borde del Vegvisir. Todos los detalles a continuación.
Camilo Zavala P.
El himno de Chile dice en una de sus estrofas: “Ese mar que tranquilo te baña”, refiriéndose al Océano Pacífico. Un mar duro, desafiante e incluso salvaje. Cuando por esta parte del planeta ya entramos al solsticio de invierno, el Pacífico le dio bienvenida a esta estación con una gran actividad a nivel de ciclones y ríos atmosféricos, lo que trae consigo fuertes vientos, lluvias y marejadas intensas.
Si hablamos de marejadas intensas y fuertes vientos, lo primero que nos viene a la cabeza sería el cierre de puertos y también quizás las condiciones propicias para la práctica de algunos deportes náuticos como son el surf y bodyboard. Dos deportes que se practican en la orilla del mar y cuando hay marejadas.
No obstante, existe otra disciplina náutica que sólo algunos tienen el privilegio de practicarla. Nos referimos al velerismo y las expediciones náuticas en alta mar hacia lugares remotos.
Los más de cinco mil kilómetros de costa de nuestro país cautivan a los distintos capitanes de veleros a aventurar mar adentro para conocer con sus propios ojos lugares prístinos como el archipiélago de Juan Fernández y en donde islas como la de Alejandro Selkirk terminan siendo una experiencia única que seguramente perdurará para resto de las vidas de aquellas que tienen la oportunidad y el capital para vivirla.
Bajo este contexto, el nuevo Testimonio PD aborda esa vivencia prístina. Conoce a continuación la gran expedición que ofrece el capitán Pablo Merino, quien a bordo del Vegvisir te podría llevar a vivir la experiencia más alucinante y salvaje de tu vida.
Brevemente, ¿De que trata la travesía al archipiélago y con qué propósito nace?
“La travesía es hacia el Archipiélago de Juan Fernández zarpando desde Algarrobo rumbo al oeste a 270 grados, recorriendo 376 millas, equivalente a 700 kilómetros. Entendiendo que 1 milla es 1.8 kilómetros. Cruzamos la corriente de Humboldt para llegar a la isla Robinson Crusoe y después recorremos 99 millas más afuera para llegar a la isla de Alejandro Selkirk. Es increíble esta navegación, pero es dura. No es para cualquiera. Son 3 días navegando para llegar a destino”.
Desde lo deportivo y navegación, ¿Cómo se planifica una travesia así? ¿Qué factores se deben considerar?
“Los principales factores a considerar son la meteorología y la cantidad de viento. Nosotros generalmente navegamos con viento 20 nudos máximos. También debemos considerar la altura de las olas, ya que en esta travesía siempre tenemos olas en contra de ida y de vuelta las tenemos a favor. Estas no deben sobrepasar los 3 metros de altura, entendiendo que nuestra embarcación es grande. Los otros factores a considerar son víveres y la cantidad de personas. También los problemas médicos que puedan tener las personas o problemas técnicos que se puedan presentar durante la navegación. Desde fallas con el velero hasta el abastecimiento de agua. El velero tiene un desalinizador de agua de 60 litros por hora, tiene un generador de energía y paneles solares. Si todo eso fallase, también tenemos 2 generadores a bordo”.
¿Como se planifica o se prepara la puesta a punto del yate y la tripulación?
“Nosotros hacemos esta travesía desde Septiembre a Mayo cada 20 días. Son 15 días de navegación y 5 días entre un viaje y otro para preparar el yate. El yate hay que prepararlo desde el último perno en adelante. Antes de cada travesía se revisa absolutamente todo. ¿Qué es todo?: motor, velas, cabos, sistema de propulsión, etc. Debemos revisarlo todo ya que es una travesía altamente exigente para la embarcación y todo debe estar perfecto. Aunque este perfecto, hay que llevar repuesto y en ese caso pensamos por 3. Hay que tener 3 filtros de agua, 3 cabos, etc. En cuanto la tripulación, esta debe estar en buenas condiciones físicas. No me puede fallar. No deben estar resfriados, ni con problemas estomacales. No deben ser superhéroes pero sí estar muy sanos en los días de navegación”.
Entendiendo que ustedes como Chile Yates, son expertos en este tipo de viajes, ¿Cuáles son los principales riesgos latentes en este tipo de travesías? ¿Cómo se anticipan a estos riesgos y subsanan en caso que ocurran?
“Este tipo de travesía no son programas turísticos, son expediciones donde se pueden presentar un centenar de cosas. Se te puede romper una vela, se puede romper un cabo o incluso el motor. La gracia de los veleros es que pueden andar a vela y a motor. Las cosas que se puedan presentar hay que anticiparlas. Si tenemos algún problema ya habiendo zarpado, tenemos comunicación plena con la Armada de Chile de forma satelital. También ocupamos internet satelital tanto para nosotros como para nuestros clientes. Esto nos permite estar conectados 24/7 ante cualquier emergencia. Además es ultra importante la conexión para que así podemos tener actualizado el meteo. Si ante de zarpar veíamos que el viento soplaba a 20 nudos y cuando ya en alta mar vemos que va subiendo, ahí vamos achicando vela y preparándonos para aquello. Lo importante es siempre planificar y organizar todo. Debemos siempre estar atentos a la altura de la ola y la velocidad del viento”.
Bajo su visión, ¿Cómo analizas el actual contexto del sailing en Chile?
“Bajo mi visión, yo creo que la navegación en Chile es poca. Está destinada solamente a un grupo de elite y las embarcaciones son sumamente caras. Un velero para este tipo de expediciones te cuesta lo que sale el sueño de la casa propia. El acceso no es bueno. No toda la gente puede acceder a un velero con la cantidad de extensa costa que tiene nuestro país. Todo el mundo debiese tener al menos una noción de navegación o conocimientos de mar. Eso hoy no es así y sólo un grupo muy reducido en Chile, que tiene un poder adquisitivo importante puede acceder a este deporte. Mantener un yate un es caro. Siempre hay que estar sacándolo a tierra para hacerle ajustes. El otro punto importante también es que el uso de espacios dentro de los clubes de yates, es sumamente oneroso. Es tres veces más caro que arrendarse un departamento en Santiago en Las Condes. En conclusión, en Chile no hay mucha navegación y está reducido a un sector muy exclusivo; lo que personal estoy en total desacuerdo”.
Hablemos ya de la travesía en sí, ¿Que paisajes o postales se pueden encontrar en travesias como las de archipiélago u otras?
“Es inexplicable. El archipiélago de Juan Fernández es una maravilla. Es la joya del Pacífico, es muy difícil llegar y también caro. Si quieres ir en avión, el pasaje te cuesta $1.400.000 ida y vuelta. Juan Fernández es reserva de la biosfera mundial y es uno de los puntos de estudios más importantes del mundo. Allí podemos encontrar la mayor cantidad de especies endémicas terrestres como submarinas. La isla de Alejandro Selkirk es como volver al pasado porque sólo puedes acceder en barco y el único que está llegando somos nosotros en lo que turismo de pasajeros respecta. Hay otro barco que va para la extracción de langosta. No obstante, esa isla no está preparada para el turismo y eso lo hace muy interesante ya que es un lugar totalmente no intervenido por el hombre. Jurassic Park desde mi punto de vista (risas)”.
A nivel de alto rendimiento y competición, ¿Qué crees que falta para ver tripulaciones chilenas en travesias como la Volvo Ocean Race?
“Creo que hace falta mayor formación para el alto rendimiento y competición. Hace falta formar más tripulaciones competitivas. Eso también pasa porque no hay acceso, los clubes son privados. Si bien la Cofradía Náutica de Algarrobo y otros clubes sí están formando a escolares; aún no está tan abierto al público. Hay tripulantes muy buenos contados con los dedos de las manos. Por ejemplo, para las regatas que se hacen acá en Algarrobo hay buenos competidores, pero las tripulaciones se refuerzan con veleristas argentinos, ingleses y de otros países. Eso es bueno pero aún falta preparación y desarrollo de la vela en Chile considerablemente”.
¿Qué tan determinante es la Armada de Chile para el desarrollo deportivo de la vela?
“La Armada de Chile es absolutamente determinante para desarrollo deportivo de la vela. Ella controla todo lo que es el acceso al mar y uso del mismo. En caso de emergencia, siempre prestan ayuda de la mejor forma posible y también actualizan toda la carta meteorológica. La Armada es directamente un apoyo. Ellos tratan de desarrollar y normar todo este cuento de la vela para que no hayan accidentes. Son los que te dicen finalmente si puedes zarpar de forma segura. Si zarpas de forma segura y tienes algún problema, tú tienes que comunicar con ellos para tratar de tener un apoyo y subsanar el problema. Si es que no lo hubiese, hay que avisar cuando tu recalas en Juan Fernández para que ellos paren tu seguimiento. Tu les das un día de partida y un día de llegada. Si ese día de llegada tu no avisas, ellos empiezan un sistema de búsqueda de inmediato”.
¿Puede ser Chile potencia mundial del sailing?
“Sí, totalmente. Chile puede ser potencial mundial en la vela. Hay mucho talento y nuestro mar es duro. No es cualquier mar por mucho que se llame océano “Pacífico”. Es altamente exigente por sus olas, la temperatura, por corrientes. La gente que se prepara en Chile es muy buena y es altamente cotizada en el extranjero. Están acostumbrados a navegar en condiciones adversas. Con ese contexto, Chile sí puede ser potencia pero hay que desarrollarla”.
Por último, ¿Qué mensaje le darías a nuestros lectores y todos los amantes de la navegación y deportes náuticos?
“Yo les diría principalmente que se atrevan y que conozcan. Que se acerquen a los clubes de yates y que si les gusta la navegación que busquen como aprender. Faltan tripulantes y los capitanes, incluso reciben a personas que no tengan experiencia y los van formando. Se van quedando con ellos. Hay un mercado abierto para aquellos que quieran. Deben atreverse a navegar a Juan Fernández o lugares remotos como los canales en el Sur de Chile o los fiordos. Son lugares impactantes, de alta exigencia pero que tienen su recompensa como son el Cabo de Hornos o las islas desventuradas. Hay muchos lugares con los cuales la gente se puede aventurar y sorprender. Deben atreverse e investigar”.